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Deseo sexual: mitos y verdades

Hoy día seguimos manteniendo numerosos mitos en torno al deseo sexual que nos llevan a conclusiones falsas. Dichos mitos son fuente de desinformación y confusión. Por ello debemos eliminarlos de la mente colectiva. Algunos ejemplos:

  • El hombre tiene mayor deseo sexual, piensa más en sexo. FALSO.

El grado de deseo sexual no va con el género; las diferencias son personales. Las mujeres fantasean sobre sexo pero no lo cuentan tanto. Los contenidos de las fantasías pueden ser la diferencia, mientras que en el hombre el deseo se expresa con mayor genitalidad, en la mujer la fantasía tiene un mayor componente afectivo-erótico.

  • La mujer es monógama pero el hombre no. FALSO.

Esto es resultado de una cultura machista. A la mujer se le ha educado y presionado socialmente para que canalice todo su deseo sexual dentro de una relación amorosa. Al hombre, por el contrario, se le ha jaleado para que tenga todas las experiencias posibles. Si el hombre es el infiel, se asume casi como consecuencia de su naturaleza, no se pudo controlar. La infidelidad en la mujer se ve con un matiz diferente porque se supone que ella no obedece a un impulso biológico incontrolable, se criminaliza más. De nuevo volvemos al doble rasero social

  • El deseo sexual desciende con la edad, especialmente el femenino. FALSO.

Con la edad hay una menor urgencia genital, una menor necesidad de eyacular o de llegar al orgasmo. Pero el encuentro sexual no sólo es coito y orgasmo, también es intimidad, afecto, caricias… El deseo de sentir cerca a la otra persona no disminuye por la edad. Disminuye por una mala relación de pareja o por todo un pasado de represión sexual que lleva a ver el sexo como algo prescindible y secundario en la vida.

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