Siempre se ha hablado de la crisis de los 40. El caso es que hoy día tener 40 años no es lo mismo que en el pasado. La famosa crisis, de existir, se ha trasladado a los 50 años. ¿Qué sucede en esta etapa de la vida? Por una parte, nos encontramos con cambios fisiológicos y físicos importantes, tanto en la mujer como en el hombre (menopausia y andropausia), que acarrean también una transformación corporal.
Por otra parte, si se tienen hijos/as posiblemente estén en edades que oscilen entre la pubertad y el inicio de la vida adulta (entre los 10 y 20 años). El rol de cuidado cambia, los chavales van adquiriendo autonomía y buscando su propio camino. Se da la situación de nido vacío.
Si hay una relación de pareja, ésta puede existir desde la adolescencia. Nos encontramos con 2 personas que llevan juntas entre 20 y 30 años. Han podido dedicar mucho tiempo de su vida a construir un proyecto común (hijos/as, piso, coche, trabajo…) en una etapa en la que todo eso conlleva mucha dedicación.
Estos proyectos pueden estar encarrilados sobre los 50 años… ¿Y ahora qué? Ahora se reencuentra la pareja, frente a frente, y en algunos casos son casi 2 extraños con muy pocas cosas en común. Hay bastantes crisis de pareja en estas edades. Es cuando sale a la luz si la relación se ha cuidado y mantenido fuerte en el tiempo o si han ido tomando caminos separados y permanecían falsamente unidos por mantener la situación familiar.
Además, se mira al futuro. Se calcula que pueden quedar por delante 30 años, 20 años buenos quizá… ¿Qué hacer con ese tiempo?
El futuro que deseamos se va construyendo desde el presente. Si a los 30 queremos que nuestra relación sea sólida a los 50, habrá que ponerse las pilas desde el principio. Y no olvidar que además de ser madres-padres, trabajadoras/es, familia, amigos/as…también somos pareja de nuestra pareja.
Recomendación: Película “Los puentes de Madison”.
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